También, es necesario que la ciudad se rediseñe y que los gobiernos locales creen espacios públicos que respondan a estas nuevas circunstancias, comenta la urbanista Stella Schroeder, docente de la UDEP.
Por Betsy Salazar Guerrero. 25 septiembre, 2020.La pandemia de COVID-19 ha cambiado drásticamente la relación de las personas con las ciudades y espacios públicos, debido al confinamiento y distanciamiento social, medidas para reducir el contagio del virus. Pero, ¿cómo debería estructurarse una ciudad pospandemia?, ¿se necesita reorganizar las infraestructuras y plantear acciones para que los ciudadanos puedan vivir adecuadamente?
Al respecto, la urbanista Stella Schroeder, docente del programa académico de Arquitectura de la Universidad de Piura, refiere que existe la necesidad de cambiar el sistema de planificación urbana y regional adaptándolo a la nueva convivencia de distanciamiento físico, ya que las personas aún continúan haciendo sus actividades esenciales como comprar alimentos, trabajar y estudiar.
Por ello, sostiene la docente, es necesario que los gobiernos locales implementen espacios públicos que formen parte de la respuesta urbana a esta nueva convivencia, pero basados en las exigencias y cambios.
Indicó que se debe rediseñar la ciudad, establecer nuevas políticas y pensar en paradigmas como una ciudad compacta. “La gente debe abastecerse en su vecindario, sin desplazarse dentro de toda la ciudad, con usos mixtos y caminos cortos. Asimismo, una planificación sostenible al futuro debería pensar en el nivel barrial”, sostuvo.
Por ejemplo, mencionó el documento de posición de ONU-Habitat que sugiere un vecindario urbano compacto de 15 minutos. La ciudad autosuficiente y compacta de 15 minutos es un modelo que podría contener la propagación del virus, dice Schroeder, ya que todos los residentes pueden tener todas sus necesidades satisfechas, ya sea de trabajo, estudio, compras, salud, ocio o cultura a 15 minutos de su puerta, sin tener que aventurarse por la ciudad.
Además, las ciudades deben considerar la posibilidad de añadir más espacio para adaptarse a las nuevas normas de entradas a las tiendas, los servicios y las instalaciones públicas y privadas.
Para ello, es importante pensar en un ideal urbano donde los barrios tengan una gama diversa de funciones laborales y familiares; y el gasto municipal se destine a parques y no a autopistas urbanas, indica la docente.
En este período, afirma el urbanista, se puede invitar a las ciudades a implementar proyectos temporales de bajo costo de peatonalización y otros que ayuden a ‘tranquilizar el tráfico’ de calles, siguiendo potencialmente los principios del urbanismo táctico.
Cabe resaltar que, la urbanista Schroeder viene trabajando en una investigación en cooperación con la Universidad Arturo Prat (Iquique) y la Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann (Tacna), que busca evidenciar similitudes y particularidades de la vida pública cotidiana durante el “lockdown“, así como aspectos destacados que se han recopilado en los vecindarios de Piura, Tacna e Iquique.
En ese sentido, considera que es necesario “repensar las transformaciones de la vida cotidiana en los espacios públicos de las diferentes ciudades, considerando los activos sociales de los habitantes puede dar respuestas adecuadas para la reconfiguración del vecindario pospandemia”.
Ciudades más saludables y verdes
El giro de las ciudades saludables debe ir acompañado de un esfuerzo más serio para que sean más verdes pues, desde la perspectiva de la biodiversidad, las redes continuas de espacios verdes serán más valiosas que los parches aislados, sostiene Schroeder. “Una red descentralizada de espacios verdes más pequeños facilitará que los residentes tengan mayor acceso a la naturaleza. Incluso, se ha demostrado que el acceso visual a la naturaleza tiene importantes beneficios para la salud física y mental”, acota.
En diversos países, durante al emergencia, se ha observado un mayor uso de los espacios verdes, especialmente los pequeños parques vecinales, lo cual implica que las tipologías no deben centrarse solo en el nivel individual del espacio verde sino que se deben encontrar formas de incluir los espacios individuales en las redes de espacios públicos, con sus propias funcionalidades específicas, comenta la urbanista.